Las asociaciones tienen un papel fundamental a la hora de luchar contra la desigualdad especialmente durante la infancia
Donde no llega la administración, aparecen asociaciones y fundaciones que tienden la mano a personas con pocos recursos. Son varias las ONG que trabajan por la igualdad del pueblo gitano y tratan de mejorar las condiciones de vida ofreciendo oportunidades de futuro.
"Hay un sumatorio de dificultades que hace que muchos niños necesiten más apoyo"
Muchas de estas entidades, entre sus ámbitos de actuación, centran los esfuerzos en la educación. Trabajar desde la infancia, tanto con las niñas y niños gitanos como con payos, es la clave para acabar con la desigualdad. Desde la Fundación Pere Closa ofrecen apoyo educativo a las niñas, niños y adolescentes de Catalunya. “Muchas familias viven en situación de vulnerabilidad y no tienen las mismas oportunidades”, explica la presidenta de la fundación, Mercedes Porras. Familias que hacen frente “a un sumatorio de dificultades que hace que muchos niños necesiten más apoyo”. Es en estos casos en los que aparecen las asociaciones que trabajan con todo el entorno del menor.
En la Fundación Pere Closa atienden a los menores desde los 6 años, “ofreciendo refuerzo escolar a los más pequeños” y “asesoramiento a los más mayores”, según explica Nieves Heredia, técnica de educación de la entidad. Trabajan además teniendo en cuenta tanto a la familia, como al resto de personas que rodean a la niña o niño, incluida la escuela. La labor que se hace desde y con los centros educativos es también esencial. Todavía ocurre que hay escuelas que potencian, puede que sin ser conscientes, los prejuicios y la desigualdad. “lo que hace la sociedad con los barrios gueto, en el colegio lo hacen con las mesas”, apunta Alba Ibáñez, voluntaria de la Asociación Nakeramos; que explica que ella “a veces iba a la clase de enfrente y todos los gitanos estaban sentados en la misma mesa”. Esto es una muestra más de las acciones cotidianas que dificultan la convivencia y favorecen la discriminación.
"Si de pequeño te educas con una visión amplia de tu alrededor, cuando hables con alguien tendrás más cosas en común"
De la misma manera que el profesorado debe hacer autocrítica para evitar que en el aula se reflejen los prejuicios, debería cambiar el sistema educativo. Para Jordi Perales, activista gitano, “hay mucho que cambiar”, pero una de las cosas que ayudaría mucho es “crear referentes gitanos y crear referentes académicos gitanos”. En esta línea trabaja también la Fundación Pere Closa, tratando de lograr “que se nos introduzca en los libros de texto”, cuenta Mercedes Porras. Dar a conocer al pueblo gitano en el aula, elimina el desconocimiento y con ello el rechazo porque, como señala Jordi, “si desde pequeño te educas con una visión amplia de tu alrededor, cuando hables con alguien tendrás más cosas en común”.
En lo que se refiere al ámbito educativo queda mucho por hacer, pero también debe haber un trabajo de las familias pertenecientes a la sociedad mayoritaria. Es importante enseñar desde la infancia que “en un parque por ejemplo no hay gitanos o payos, hay personas”, señala Ricard Valentí, presidente de la Asociación de Joves Gitanos de Gràcia. Y lo mismo en el colegio o en cualquier otro escenario. La única manera de lograr acabar con el racismo es que nunca nos enseñen a diferenciar por cuestión de etnia, raza o cultura. Mientras ese cambio llega solo queda empoderar a las niñas y niños gitanos para que crezcan sabiendo que, aunque el estereotipo seguramente marque sus vidas, no son menos que nadie.
Es necesario que la sociedad empiece a cambiar, a abrir la mente y a conocer desde el respeto. Esta es la única manera de lograr acabar de una vez por todas con la discriminación diaria que el pueblo gitano sufre y ha sufrido a lo largo de toda su historia.