La idea innovadora de Resonante no podía quedar solo para ellos. Por eso, pensaron que una forma de transmitir sus valores era trabajando directamente con niñas, niños y adolescentes para enseñarles a jugar con la música igual que lo hacen ellos. Desde hace 5 años hacen talleres en centros educativos con el objetivo de “darles a los chavales una visión más creativa”.
La música no es la única protagonista de las sesiones. Las chicas y chicos del proyecto cuentan que el trabajo en los talleres está también relacionado con la ecología. “Lo bueno es que les hacemos llegar estos valores desde algo que les motiva y les gusta”, explica Carlos. El grupo capta la atención de los asistentes con su forma de trabajar, pero sobre todo la capta cuando enseñan algunos de sus instrumentos. Natalia los define como “curiosos y graciosos” y cuenta que gracias a ellos “ven todo lo que hay detrás, toda la idea de ecología y consumo”.
Charlan, hacen juegos, prueban ritmos… pero, sin duda, una de las partes que más gusta es cuando llega el momento de que cada uno se construya su propio instrumento. Resonante lleva a cada sesión una serie de materiales y cada día hacen una creación diferente. “Les despiertas inquietud por la música, ven que ellos también pueden”, señala Carlos.
Una vez terminadas las elaboraciones, solo queda tocar bien fuerte. Entre los nuevos instrumentos y los que ya había llevado Resonante, la fiesta está asegurada para el cierre de cada sesión.